Afiches promocionales, fotografías del polémico Terry Richardson. |
Lady Gaga: la artista autoprefabricada. En contra. Lady Gaga se ha convertido en apenas tres años en una auténtica superestrella. Un icono global que sería lo más parecido al Michael Jackson de nuestra generación. Ha sabido manejar a los medios y lo que más importante, la internet, teniendo un éxito abrumador. Ha logrado vender 12 millones de discos, algo que en los 90 ya era un logro y eso en plena crisis mundial y dentro de otra crisis que viene ya de lejos: la de la industria musical. ¿Pero es realmente merecido su éxito? ¿o se ha producido un salto generacional y ha conseguido sorprender a los jóvenes con una propuesta nada original?
En el apartado musical, el que debería ser el más importante, es donde Gaga es menos original. Todas la referencias que dice tener en sus entrevistas, desde David Bowie, Depeche Mode o el industrial alemán entre otros, no aparecen ni por asomo en ninguno de sus temas. La producción y composición de sus canciones es vulgar sin ningún riesgo, menos sofisticada que las de algunas de sus contemporáneas en principio más tradicionales. Todas sus estudiadas referencias (Leigh Bowery, Grace Jones) parecen quedarse solo en lo estético donde Gaga sí que es una experta y es que vivimos en una sociedad audiovisual donde la imágenes son igual de importantes que la música. Ella lo ha entendido, hay que entrar por los ojos y no por el oído. Lady Gaga, que estudio arte en una prestigiosa escuela neoyorquina, ha abrazado la filosofía de Warhol hasta el extremo. Su interés por la fama la ha llevado a crear un personaje que ella interpreta. Cada paso esta medido, Gaga es algo así como la estrella postmoderna. Ella no lo es de verdad, no sale natural de su interior, sólo es la proyección de lo que considera un icono Pop. Lady Gaga ha comentado varias veces para demostrar su intelectualidad que el arte es una mentira, parece que ella también lo es. Internet ha sido unos de sus grandes apoyos: vídeos caseros en Youtube (Gagavision) y las redes sociales han sido vitales para lanzar su carrera. "En tiempos de Twitter, la ilusión de accesibilidad que tratan de generar tantos ídolos pop en sus fans sólo es creíble desde el más absoluto autoconvencimiento" escribía Lucas Arraut sobre la diva para El País, y daba en el clavo. En la actualidad sabemos todo de nuestros ídolos y vemos su cara más humana en tiempo real gracias internet. Hemos visto a iconos como Michael Jackson o Britney Spears tocar fondo y a numerosos artistas realizando actividades cotidianas. El equipo detrás de Gaga lo entendió, en principio una morena Stefani Germanotta, iba ser una artista rock algo así como la respuesta femenina a bandas masculinas como los Strokes, estos planes se desecharon y su mánager y discográfica junto a Gaga crearon a la extravagante estrella que es ahora. Sumando la artificial cercanía que generan las redes sociales que hacen sentir a sus fans que alguien sobrehumano se comunica con ellos, creando un culto a su alrededor. Pero Lady Gaga no ha cubierto las expectativas con su último single 'Born This Way' que pese a todo ha sido un éxito para los estándares normales. Y es que el mensaje es demasiado explícito. Este canto a la igualdad y a los derechos gays ha sido tildado de oportunista y burdo. Proclamarse "Mother Monster" o diosa gay subida a un pedestal como hemos visto en su último videoclip no parece la mejor forma de defender la igualdad, cuando ella se sitúa deliberadamente por encima de sus fans y el público en general. También naufraga en su mensaje progay, tratando a los homosexuales como algo especial que ella va a defender o que debe ser defendido. Los homosexuales no deberían ser tratados como seres especiales. Deberían ser vistos como algo normal, nada extravagante, como cualquier ser humano. Quedan barreras por vencer en este campo pero parece que Gaga ha optado por el lado frívolo. Pero es que no hay que olvidar que esta salvadora de los "freaks" y "especiales" es una mujer blanca, de familia rica, heterosexual y norteamericana. | “Odiar la cultura pop no te hace cool ” A favor. Quedan sólo dos semanas para el estreno del nuevo single de Lady Gaga. Se titula “Judas” y según las primeras impresiones de los afortunados que la han podido escuchar, “es pop en estado puro”. Es difícil que la artista decepcione, las cifras la preceden. En poco más de tres años ha vendido más de 12 millones de discos y alrededor de 51 millones de singles, se ha coronado en las redes sociales, ha recogido infinidad de premios y ocupa las portadas de las revistas internacionales. En 2008 nació la estrella. “Just Dance” y “Poker Face” se convirtieron en su carta de presentación acaparando la mirada de todo el planeta. Su abrumador éxito sin duda fue inesperado pero bajo ningún concepto fue aleatorio. Mucho antes de adquirir el estatus de “lady”, cuando era tan solo Stefani, empezó a trabajar por un sueño. Aparte de talento, el esfuerzo es necesario para convertirse en una estrella. Ella lo supo desde pequeña. A los cuatro años tocaba el piano y a los trece componía sus propias canciones. Durante su adolescencia accede a una escuela de arte para mejorar sus habilidades y multiplicar su potencial. De personalidad fuerte, no ha querido convertirse en otro títere del mainstream manejado a conveniencia de varios señores trajeados. Ella manda y así lo hace saber participando en cada paso del proceso creativo. A sabiendas de la importancia que se le darán a sus declaraciones, en cada entrevista es capaz de fusionar la suficiente inteligencia para ser respetada con la más premeditada estupidez. ¿La finalidad? Alimentar titulares. Ha construido un sello propio. El concepto Lady Gaga va más allá de la música. En esta industria en crisis el público no necesita sólo canciones, precisa de todo un imaginario que consiga envolverle hasta olvidar que lo que admira es sólo una persona. Sin duda la reina de la extravagancia ha tomado nota. Sumando influencias y su propia originalidad ha encontrado la receta del éxito: vestidos futuristas, tacones imposibles, maquillajes exagerados, canciones pegadizas, altas dosis de pretensión y rumores de contenido explosivo sospechosamente filtrados. Transforma en espectáculo cada una de sus actividades cotidianas. Lo extraño es captar fotografías suyas en vaqueros y camiseta. Envuelve cada intervención pública con un discurso bien cargado de demagogia. Enarbola la bandera pro gay, participa en actividades benéficas y está especialmente concienciada en la lucha contra el VIH. Puro marketing. Con semejante poción para el triunfo es difícil que se le escapen los primeros puestos de las listas mundiales con cada canción.
Lo único que sus detractores son capaces de reprocharla es su dudoso parecido con artistas como Madonna, Bowie o Michael Jackson. Pero ¿acaso hay algo más pop que reciclar tendencias? Lady Gaga nunca ha ocultado su influencia y admiración por estos y ha sabido inspirarse en ellos para, con su toque personal, crear ese alter ego. Incluso su nombre lo ha tomado prestado de Queen, una de sus bandas favoritas. A estas críticas parece darles respuesta en el final de su último videoclip. Al terminar “Born this way” aparece ella como una silueta con guantes blancos y un primer plano de una cuasi Madonna a la que se le escapa una lágrima. Quiere su trono y lo expresa a gritos. Al igual que los artistas en los que se apoya la cantante debe ir reinventándose para dar con cada disco una nueva versión de su creación. Por ahora lo consigue y sorprende a todos los presentes saliendo de un huevo para presentar su exitoso último single o acudiendo a los ensayos de una de sus actuaciones dentro de un ataúd. Sea como sea, le pese a quien le pese, Lady Gaga ocupa el primer puesto del pop mundial. Su pretensión aumenta y se hace cada vez más evidente en cada decisión que toma. Su maquinaria publicitaria ya está en marcha para conseguir que “Judas” se pinche en cualquier discoteca de la tierra. Atendimiento al nombre bíblico de la canción, será el martes santo el día elegido para su publicación. Primer objetivo cumplido: la Iglesia está en su contra. Estoy seguro que quien sí traicionó a Dios no conseguirá que “los pequeños monstruos” fallen a su diosa. |
Para la revista Out, fotografías tomadas por Ellen von Unwerth. |